El Julio Verne de España

Un gran novelista e inventor. Es sorprendente lo que ha sido su vida desconocida para muchos.
El Julio Verne de España

¿Quién no ha leído un libro de Alberto Vázquez Figueroa? Quien no lo haya hecho, le aconsejo que lo haga. Sus libros son entretenidos, científicos, de aventuras, de realidades de la vida, históricos. De fácil lectura y entretenimiento donde te llevan a numerosas épocas de la historia. Su personalidad es cordial, abierta, amable, siempre dispuesto para abrir su corazón y decir sin pelos en la lengua, la verdad de lo vivido.

En esta entrevista muchos se sorprenderán que además de escritor haya estado como periodista informando en muchos lugares donde los conflictos bélicos hacían peligrar su vida. Es el único que aún vive del Equipo de Jacques-Yves Cousteau y ha sido un gran buceador.

Cuando comencé a leerle, no podía ni imaginar que se convertiría en un amigo. Yo le veía como a un gran hombre inalcanzable y sin embargo ahora somos buenos compañeros de letras, aunque por supuesto nada comparable en su trayectoria literaria.

Ha realizado invenciones para que la humanidad pudiera aprovecharse de ella como veremos en la entrevista, sin que se hayan puesto en práctica a pesar de los estudios que afirmaban su fiabilidad. Pero el poder de las multinacionales hizo callar la boca de los políticos y con ello perdimos una oportunidad única para avanzar en un mundo más seguro.

Sólo fue una llamada y me abrió las puertas de su casa, de su despacho donde trabaja y ha escrito  muchos de sus libros.

Para mi Julio Verne en mi juventud fue un escritor que me llevó con sus aventuras a soñar y disfrutar, a envolverme de la magia de un libro que te hace ser protagonista de la historia. Ya de mayor, fue Alberto quien suplió a Verne en mis lecturas y me hizo caminar por senderos por los que desconocía, haciéndome disfrutar en cada página que devoraba con ansiedad.

El 11 de octubre de 2023, día de su cumpleaños y a pesar de que no le gustan mucho las entrevistas, una vez más he tenido el privilegio que me la concediera a sus 87 años recién cumplidos. Una grata charla entre amigos, grabada como se hacía antiguamente en un magnetofón de los de antes. Confieso que he transcrito 16 páginas de A4 a mano ya que sus respuestas han sido ampliamente respondidas.

Sin más preámbulo, os dejo con este gran escritor e inventor, científico de la vida y amante de la verdad, donde responde a mis preguntas como el gran escritor que es.

 

ENTREVISTA ALBERTO VÁZQUEZ FIGUEROA

Alberto, eres escritor, periodista, inventor, buceador….¿con qué actividad de las mencionadas te sientes más a gusto?

 Cada momento en mi vida ha sido llenado por una actividad distinta. De jovencito, ha sido un momento extraordinario como buceador. Soy el único que queda del Equipo de Jean Cousteau. Luego el periodismo me dio muchas satisfacciones. Fui corresponsal  de guerra que me ha servido para vivir experiencias que después me han servido para mis libros, mis novelas. Y ya en mi última etapa es más tranquila, sin peligro de que te peguen un tiro. Entonces he comenzado a escribir todo lo que he visto que en realidad era el sueño de mi infancia. Cuando tenía 5 o 6 años, he vivido mucho en el desierto y todo el día lo que hacía era leer mucho. Mi tío tenía una gran biblioteca. O sea, que fueron tres etapas, cada una de ellas satisfactorias. La cuarta, que es la actual, la verdad es un poco fastidiosa.

 

Has recorrido mucho mundo y has pasado miles de aventuras a lo largo de tu vida como por ejemplo cuando te mordió un murciélago o tu vida en el desierto como un tuareg. ¿Cuál ha sido la aventura que más te ha llegado al corazón y que siempre recuerdas?

 Han existido muchas. Unas por cosas buenas y en otras por dificultades. Pero una de las que más recuerdo fue en las Islas Galápagos. Un día me atacó una orca y me tuve que refugiar en una roca y menos mal que me avisó el cámara que se encontraba en el barco y me avisó. Ella venía buscando las focas, pero como yo me estaba bañando con ellas, me tomó por una. Me pasé la noche en la roca y aquello fue de lo más excitante que me ha pasado en la vida. Pensar que te ibas a convertir en comida para peces, no es agradable.

 

Seguramente nadie sabe que fuiste el Jefe de los submarinistas de rescate en el lago de Sanabria (Zamora) tras la rotura de la presa Vega de Tera que arrasó el pequeño pueblo de Ribadalego ocurrido el 9 de enero de 1.959 (yo tenía solo un año y pocos meses) y en la que perdieron la vida 144 personas de las que 116 aún permanecen bajo el fondo del lago. ¿Cómo lo viviste? Seguramente fue muy duro el rescate de los pocos cuerpos que se pudieron sacar debido a la cantidad de cables y enseres que yacían en el fondo junto al fango, ramas, etc.

 Sí, aquello fue de lo más duro que tuve que realizar. Era muy joven con 22 años y estaba en la escuela de submarinismo terminando el curso y al anochecer mi profesor me dijo “Alberto ¿qué has hecho ahora que vienen dos policías a buscarte?”. Imagínate, en el tiempo de Franco en el año 59, que lleguen por la noche a buscarte. Me asusté mucho y me dijeron “no se preocupe, lo que pasa es que se ha rebosado una presa en el lago de Sanabria en Zamora y hay doscientos y pico desaparecidos que están en el fondo del lago y allí han enviado los buzos clásicos de los de pié de plomo y sabemos que Vd. es el único profesor de buceo autónomo que vive en Madrid y queremos que reúna un equipo para si quieren ir allí a sacar los cadáveres”. Me llevaron a la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol. Les dije a quien conocía para el equipo y me pusieron inmediatamente con ellos. Les conté lo que pasaba y vinieron. Reuní un equipo de 15 buceadores y llegamos a Sanabria.

 El camino fue durante toda la noche en una furgoneta  de la policía. Una noche horrenda. Llegamos al amanecer y aquello estaba todo destruido. Solo quedaba en pié la torre de la iglesia y al lado el rey negro de los Reyes Magos con su camello porque era navidad.

 Como Jefe del equipo me tocó hacer la primera inmersión con un agua que estaba a 2 grados y totalmente a oscuras, todo lleno de barro. Entonces no existían  los trajes de neopreno como en la actualidad, sino unos trajes que entraba el agua por todas partes y frío y lo que tuve que hacerme es orinarme para calentarme por dentro. Al no ver nada, tanteamos buscando los cadáveres porque las linternas no daban luz suficiente. Como en el fondo estaba todo revuelto con carretas, cables, coches, muebles… no conseguimos sacar a ninguna víctima. Sacábamos pedazos humanos. Fue horrendo. Estuvimos una semana. Cuando encontrabas un cadáver, se hundían los dedos, se encontraban deshechos y entonces le dije al general de la Guardia Civil, que aquello era imposible y que lo que  íbamos a conseguir era la muerte de algún buzo.

 Estuvieron varios años con la prohibición  de pescar truchas ya que estas se alimentaban de los cadáveres. Fue una experiencia muy dura y sobre todo también porque era muy joven.

 

 Recientemente has recibido un premio, precisamente no como escritor, sino como submarinista. ¿Dónde ha sido y porqué?

 Me han dado el premio del buzo del año. A mí me sorprendió mucho, porque si lo importante que hice fue lo de Ribadalego que fue en el 59 y ahora en el 2023 me dan el premio de buzo, me extrañó. Cuando lo pregunté al darme una estatua preciosa, un buzo muy bonito que tengo encima de mi mesa, me dijeron que no era por Ribadalego ni porque fuera alumno de Cousteau, sino porque escribí un libro que se llama “Bajo siete mares”, que fue un viaje que hice con dos amigos desde Mallorca hasta la Polinesia en un barco realizando todo el tiempo submarinismo y ese libro me dijeron que fue el primer libro de submarinismo que se escribió y está considerado una especie de biblia e los submarinistas. Y le dije: Vaya, no lo sabía. Después de 60 años, bienvenido sea.

 

Hablando de premios, nunca alguno de tus libros han coronado  el Premio Planeta ¿por qué crees que ha sido?

 Es un absurdo. Hace muchísimos años, cada año me pedían en enero que escribiera un libro para el Planeta y yo les decía que no. Un año me acuerdo que me encontré en una cena con José Manuel Lara, fundador de la Editorial Planeta. Ya estaba mayor en silla de ruedas y me dijo: “Pero bueno Alberto, cómo es posible que seas el único escritor de España conocido que no tiene el premio planeta. Cuando vamos a arreglar eso”. Le dije: “Pues mire, nunca. ¿Por qué me quiere Vd. tan mal y me quiere hacer tanto daño? Si yo a Vd.  le admiro mucho como editor y ¿Vd. me quiere fastidiar con el Premio Planeta?” El me dijo: “Como que te quiero fastidiar con el Premio Planeta. Son 100.000 € (no me acuerdo cuanto era pero pongamos esta cifra redonda). Una cantidad enorme”. Le dije: “Sí, sí… señor Lara…pero Vd. me regala los 100.000 euros si yo le escribo una novela para Planeta…, de esos, la mitad se lo lleva el primer día Hacienda y cuando cobré mis derechos de autor, tengo que seguir cubriendo los 50.000 euros de Hacienda. O sea, que Vd. ha dado el premio a Hacienda, no a mí. Aparte de eso me va a tener un año llevándome de aquí a México, de México a Buenos Aires, de ahí a Cuenca y a donde sea para presentar la novela y voy a perder otro año más de mi trabajo”.

 Además luego todo el mundo va a decir que es mi peor novela y mira que yo he escrito novelas malas. Y aparte de eso, yo no soy tan descarado para ir a una cena donde hay 500 personas sabiendo que ya me han dado el premio y simular que no lo sé esperando las votaciones. No soy tan hipócrita como para entrar en ese juego.

 O sea, que a mí el Premio Planeta de ninguna manera y le dije: “No José Manuel, yo comencé a escribir a los 16 años. Mi primer libro lo publiqué a los 17 y de este oficio sé mucho”.

 Yo nunca he querido ganar ningún premio. Una vez me dieron uno con el libro ya publicado. Todo es trampa. Les dije que lo quitaran  en las siguientes ediciones. Nada, yo quiero mi novela y punto. Quién quiera que la compre y el que no pues nada. Para mí lo importante es que mucha gente la compre y se traduzca a muchos países.

 

Como periodista, has cubierto también varios conflictos bélicos como reportero de guerra. ¿Qué se siente al hacerlo? ¿Es un deber informar y decir la verdad de lo que sucede?

 Siempre he procurado decir la verdad. Recuerdo una vez que por decir la verdad y por implicarme mucho en la guerra de la República Dominicana, al volver Fraga me quitó el carnet de prensa y estuve un año sin poder ejercer porque él me decía que yo me había implicado mucho a favor de los rebeldes y en contra de la ultraderecha del General que habían derrotado. Me quitó el carnet de prensa y no pude trabajar. Gracias a Dios, Televisión Canarias en TV Española, había un canario que me dejó trabajar bajo cuerda. Si no se que hubiera hecho yo sin comer. Fragas las gastaba así. Era más papista que el papa y más franquista que Franco.

 

Todas estas experiencias vividas por ti en primera persona, seguramente te han curtido para después escribir tus magníficas novelas. ¿Es así?

 La experiencia, claro está, me ha servido. Si hubiera estado nada más que en mi casa, podría escribir del vecino del cuarto, del portero o lo que ocurre en el barrio.

 Si quieres escribir lo que ha ocurrido en Nigeria o lo que está ocurriendo ahora mismo entre Israel y Palestina, o las guerras de hoy, tienes que ir allí. Hay una cosa clara. Nadie te obliga a ir a una guerra como periodista. Puedes decir al Director que no, a mí los partidos del Real Madrid o Barcelona.

 Está claro que estas experiencias te sirven para que el día de mañana tengas unos conocimientos de porque se matan los seres humanos. Menos en Bolivia, porque allí fue un horror. Si estás en Madrid y aterrizas en el Aeropuerto de la Paz a 4.200 metros de altura es peligroso. Algunos compañeros al aterrizar ahí fallecieron. Estar allí, en medio de un tiroteo y con un dolor de cabeza, es un horror. Tienes que masticar coca para poder sobrevivir. A mí desde luego me gustaba ser reportero de guerra. Me había criado en el desierto y no había tenido una vida digamos que normal.

 

Sabes que siempre te he dicho que para mi eres el Julio Verne de nuestros días. Un escritor que nos lleva en cada novela a vivir aventuras muchas de ellas con un llamamiento real a la sociedad actual como por ejemplo “Coltán”. Algunas de ellas se han llevado al cine y en otras has reivindicado la denuncia de los intereses de las multinacionales y gobiernos que pusieron freno a tus grandes inventos como por ejemplo “el agua prometida” y “La ordalía veneno”. Eres un gran inventor. De hecho el invento de la desoladora por presión natural era revolucionario y la obtención  de agua dulce a través del agua de mar se podría obtener casi de forma gratuita en lugar de las desoladoras convencionales que el costo es muy caro.  ¿Por qué crees que tras los estudios realizados por el gobierno negaron su construcción? ¿Qué me puedes decir al respecto?

  He investigado y me he gastado mucho dinero, sobre todo con lo del agua, para intentar conseguir que todo el mundo tenga agua a un precio lógico y que no exista el negocio del agua embotellada que es muy grande en el mundo.

 No es posible que vayas a un bar y no te den agua del grifo y tengas que comprar una botella de agua que te cuesta un euro o un euro y medio, cuando resulta que desalar agua de mar con mi sistema sólo cuesta 1 euro por 1.000 litros. O sea, que están cobrando el agua mil veces más caro y el gobierno lo consiente. Ahora ya se puede pedir un vaso de agua en algunos establecimientos si consumes.

 Agua de mar hay en muchos lugares. En Madrid tenemos suerte de tener el mejor agua del mundo. Pero en la mayor parte de España. El agua es imbebible. La gente compra agua embotellada a unos precios horribles. El agua debe de ser de todos, nadie debe ser dueño del agua embotellada y sobre todo cuando existe un sistema inventado por mí que está respaldado por la Escuela de Ingenieros Industriales, por la Universidad e Santa Cruz de Tenerife, en el que se puede obtener 1.000 litros de agua por un euro y pico.

 Lo que existe hoy en día es un negocio sucio que reporta un beneficio de 5.000 millones de euros anuales. Me acuerdo que hace unos años vinieron a mi casa amenazándome tres personas, para decirme que por qué estaba yo intentando dar agua más barata ya que estaba perjudicando a las empresas. Lo que Vds son, les dije unos sinvergüenzas que no tienen ningún pudor que una señora o señor  tenga que estar cargando botellones de agua en el supermercado para tener agua y para que las lentejas o el café no les sepa a demonios y el gobierno se lo está consintiendo. Además, al agua se le echa más productos químicos  que los que necesita para que sepa peor, para que la gente tenga que comprar agua embotellada. Ustedes lo saben y no quieren solucionarlo. Se está cometiendo un crimen de lesa humanidad y el gobierno lo consiente y se beneficia de ello.

  

Tienes un especial cariño por los Tuareg, de hecho dices que uno de tus mejores novelas es “Tuareg”, los hombres azules del desierto. ¿Crees que es un pueblo a punto de desaparecer como muchos otros pueblos indígenas que están siendo masacrados, asesinados y mutilando sus culturas en un claro crimen de lesa humanidad?

 Los pueblos se destruyen los unos a los otros desgraciadamente. Ahora lo estamos viendo entre los judíos y los palestinos. Los tuareg tienen una capacidad enorme de supervivencia y cuando llegue el momento, los tuareg se irán retirando a los lugares más remotos del desierto donde nadie va y espero y confío, en que sobrevivan, porque son una raza creada para sobrevivir a todo y ya lo hacen desde hace más de 3.000 años, con un nombre o con otro.

 Todo lo que se pueda hacer o pensar en este mundo cambia. Porque las situaciones políticas están cambiando a tal velocidad que un día te encuentras una guerra aquí, al otro allá, otro día un golpe de estado. Ahora aquí, que si la independencia de los catalanes, que si uno promete una cosa a cambio de ser Presidente y el otro apuñalándole, otro diciendo que no… Cuando en tu propio país estamos viendo que vamos camino de una dictadura, pero no una dictadura apoyada por el poder de las armas como con Franco, sino una dictadura apoyada en la mentira y en la trampa, aliarse unos con otros… cuando ves esto en tu propio país…¿Qué pasará en el resto?

  

Desde el primer momento que te conocí, fuiste muy abierto y de hecho nos hemos encontrado en diferentes eventos. También aceptaste una entrevista para la revista de la Guardia Civil y en varias otras ocasiones he estado en tu domicilio, en tu despacho lleno de recuerdos de donde salen tus ideas y tus magníficos inventos y libros. ¿Cuál es tu rutina un día normal? ¿Pasas muchas horas escribiendo? ¿Cómo buscas nuevas ideas para tus novelas?

 Casi todo el día estoy escribiendo, es lo único en lo que me entretengo. Ahora estoy escribiendo una novela que me divierte mucho, totalmente humorística. Una novela de humor negro. Una envenenadora que se dedica a envenenar a todos los que hacen daño, entre ellos a los inspectores de hacienda. En la novela, la hacienda es la que arruina a los países, no tiene respeto por nada, solo va a ganar y ganar. Entonces ella envenena a todo aquel que hace daño y además lo cuenta en primera persona. Me estoy riendo mucho con las cosas que inventa. Me estoy divirtiendo escribiendo esta novela.

Lo que me queda ya, no puedo pensar en ir por ahí, ni hacer viajes largos. Me gusta estar en mi casa y escribir cosas que me divierten.

  

Siempre has apoyado al Proyecto Gran Simio en todas aquellas firmas que hemos  necesitado. ¿Qué opinas de nuestra lucha en la defensa de los derechos básicos de los grandes simios?

 Tu sabes que desde el primer día que me llamaste, te apoyé de forma inmediata. Ellos son casi como los seres humanos. Siempre has contado con mi ayuda dentro de todo lo que he podido hacer. Y siempre lo haré, a pesar de que una vez un gorila en Monte Chocolate en Guinea, me salió un espalda plateada a diez metros y me dio un gran susto. Después de un rato, se dio media vuelta y se marchó. Ver a un ser de ese tamaño que pesaría 300 0 400 kilos, escuchar sus rugidos fue sorprendente y además, ese día no se había lavado los dientes (risas).

  

Desde hace dos décadas estamos trabajando para que España redacte una Ley de grandes simios en la que entre otras cosas, salgan del negocio de los zoos y se acabe con la reproducción en cautividad ya que es traer más seres inocentes a la cautividad. ¿Apoyas esa Ley?

 Hay que apoyarla, Me parece muy bien. Pero debería ser para todos, no sólo para los simios. Deben estar libres. Desgraciadamente se tomó la costumbre hace muchos años de traer animales a los zoos. A mí siempre me ha parecido muy mal. Cuando llevaba a mis niños al zoo, me sentía un poco incómodo. Los animales están estresados, aunque entiendo que desde mi punto de vista que he vivido casi 31 o 40 años en África, por toda Sudamérica y el Amazonas, que lo que quieren ver a los animales cara a cara y que nunca tendrán la posibilidad, lo hagan. Claro, que verlos encerrados es muy triste. También hoy se pueden ver en los documentales aunque supongo que no es lo mismo.

 Esa Ley me parece lógica

  

Siempre que te lo he pedido, has escrito un prólogo en mis libros. El último de ellos “Abriendo camino”. No todos los escritores de tu talla, de forma altruista, amable, sincera, aceptan a escribir el prólogo a un escritor amateur como yo. ¿Qué ves en mis libros para apoyarme de esa forma?

 Porque me han parecido muy interesantes. Tratas el mundo de los animales, de la naturaleza que a mí siempre me ha gustado. Además sabes que en el próximo libro que voy a publicar y estoy escribiendo ahora figuras tú.

 Pienso que lo que has hecho siempre con respecto a los animales, es muy interesante. No le voy a prologar un libro a un señor que escribe de los cotilleos. Además, lo hago porque eres amigo mío, por lo que es más que suficiente.

  

Me gustaría que lanzaras un mensaje a la sociedad respecto a la actual situación geopolítica y crisis climática en la que estamos viviendo y sufriendo en muchos lugares de la tierra.

 Que nos matemos menos, porque de verdad parece que sea una diversión matarse los unos a los otros y ya uno ha estado en varias guerras informando, han matado a muchas personas y ninguno de estos conflictos ha solucionado nada. Todo continúa después exactamente igual, sólo que han dejado mucho dolor y sufrimiento.